El día 20 de marzo organizamos una nueva conferencia, sobre el gran pintor Diego Rivera, impartida por el profesor especialista en Arte de la Universidad de Alcalá, Javier Blanco Planelles, quién hizo un recorrido por la vida y obra del pintor desde su niñez hasta su madurez siempre inmerso en el mundo del Arte.
Diego Rivera viajó por España, donde conoció a muchos intelectuales, como Ramón Gómez de la Serna, María Blanchard con quien hizo una gran amistad, pintó algunos cuadros, Paris donde conoció y tuvo amistad con Picasso y Braque, entre otros, y se inició en el cubismo, e Italia para aprender de los grandes pintores muralistas como Miguel Ángel. Después regresó a su país, México, y con ayuda de Vasconcelos investigó en crear una pintura muy suya identitaria de su país, que aunara los preceptos de la revolución mexicana con lo social, sus raíces indígenas y sus culturas ancestrales.
El muralismo mexicano identificado con los ideales de la Revolución tiene en la pintura de Diego Rivera (1886-1957) uno de sus principales representantes. Vinculado a las corrientes de vanguardia francesa e italiana (cubismo, orfismo, futurismo), une esa estética a su profundo conocimiento de la tradición del muralismo renacentista italiano de Giotto o Miguel Ángel.
Rivera elaborará una pintura profundamente personal, distinta a la de otros artistas coetáneos que compartieron con él la idea de creación identitaria de un arte nacional mexicano como Orozco, Siqueiros, Canú, Alva entre otros, y que se convirtieron en grandes pintores en la epopeya plástica seducida por los ideales de la Revolución Mexicana.
Por tanto rasgo fundamental de Rivera es el compromiso revolucionario que se evidencia en una extensa obra mural donde narra en imágenes su particular visión de la historia antigua y moderna de México, así como los acontecimientos cruciales del siglo en Europa y América.
Su entrega a la causa revolucionaria se expresa a través del ámbito de la pintura con la que va construyendo una inteligente y particular simbiosis entre la estética y la ingeniería social.
Como el mismo pintor mexicano reconoció “Lo único que puedo decir era que los momentos más felices de mi vida eran los que había pasado pintando”.
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