El 6 de noviembre tuvo lugar la Conferencia "Generación del 98: las
preocupaciones ideológicas y existenciales de Unamuno en su novelas",
la ponente fue la profesora Dª Carmen Marcos.
Miguel de Unamuno (1864-1936) figura contradictoria y polemista,
siempre en lucha con los demás y consigo mismo, dejó en su obra constancia de esa
agonía vital, existencial, que lo angustiaba: “Ese problema, esa congoja,
mejor, de la conciencia de la propia personalidad –congoja unas veces trágica y
otras cómica- es el que me ha inspirado para casi todos mis personajes”,
afirma.
Se ha dicho que Unamuno es una mezcla de escritor y filósofo,
pero no; es más bien un filósofo que utiliza todos los géneros literarios para
expresarse, para mostrar ese estado de ánimo existencial, agónico, en que se
encontraba desde que empezó a escribir.
Pero al pensador Unamuno no le sirve la novela tradicional,
preceptista, y rompe con ella. La concepción personal del género le lleva a
cambiarle el nombre, nivola. “Inventé un género, e inventar un género no es
más que darle un nombre nuevo, y le doy las reglas que me place”.
Destacamos de su producción: Amor
y pedagogía, Niebla, Abel Sánchez, La tía Tula
y San Manuel Bueno, mártir.
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