El historiador Dr. Pedro Pradillo y Esteban hizo un recorrido pormenorizado por la vida y obra de este escultor alcarreño, personaje muy activo y de larga e intensa vida.
Casi año por año vimos sus creaciones y sus traslados de residencia. Comienza en Barcelona modelando figuritas de barro para venderlas en los mercados y así hace sus primeros pinitos en la escultura, para buscarse la vida. Posteriormente se trasladó a Madrid, donde busca la ayuda del Conde Romanones, capital en la que tiene una experiencia vital importantísima al conocer a un grupo de Inuits que le enseñan el tallado en hueso.
Paso a Paso el Dr. Pradillo nos muestra obras y vivencias del autor en su estancia en Paris, donde se relaciona con poetas sudamericanos y franceses. Nos habla de la importancia que para él tuvo el contacto con Mateo Hernández y la obra de Picasso “las señoritas de Avignon” que rompen con los anteriores cánones clásicos y el interés que suscitaron en él las culturas primitivas.
Destaca el escándalo que supuso la presentación de su obra “el picador y su caballo” en 1926, donde rompe con todo el conocimiento escultórico anterior. Va por delante de todos los escultores conocidos e incluso se permite la ironía y el humor en su “sardina en aceite”.
En 1929 da comienzo su carrera estadounidense, enseguida se le reconoce allí como un artista de vanguardia al que hay que apoyar. Gana numerosos premios y su influencia entre los escultores americanos es definitiva e importantísima, siendo el único artista de Guadalajara que tiene varias obras en el Museo Moma de New York. Se nacionalizo en USA y allí se le reconoce como un escultor americano.
En la actualidad su obra está ausente de los museos españoles, una anomalía que quedó saldada el pasado 20 de diciembre de 2017 con la apertura de la sala “José de Creeft” en el Palacio de La Cotilla
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