El 27 de Febrero, en la Sala Tragaluz del Teatro Buero Vallejo, tuvo lugar la conferencia: "Siglo de Oro. Quevedo y Góngora dos admirables estilos poéticos en conflicto", a cargo del profesor D. J. Francisco Peña, Profesor Honorífico Investigador de la Universidad de Alcalá y miembro del Instituto Universitario “Miguel de Cervantes” de la UAH. Antiguo Catedrático de Literatura en el IES Complutense de Alcalá. Doctorado con la tesis titulada El teatro de Francisco Nieva, publicada por la Universidad de Alcalá (2001). Del mismo autor ha editado otras obras y ha preparado la edición de la Obra Completa, publicada en Espasa Calpe (2007). Desde
2008 a 2013 ha dirigido el Ciclo de Poesía en el Corral de Comedias de Alcalá.
Ha impartido decenas de conferencias por toda España y publicado varios
artículos en diversas revistas, además de varios poemas y libros.
Quevedo y
Góngora, a pesar su enemistad, son dos de los mejores poetas de la historia de
la poesía española. Si hoy en día hablamos nuestro Siglo de Oro de las letras,
lo debemos, entre otros, a la pluma de de estos excelentes escritores. Quevedo,
hombre inmerso de lleno en los aconteceres políticos de su tiempo, supo
concentrar en su creación literaria lo mejor de la lengua española. El
conceptismo que define su poesía manifiesta una notable capacidad para sacar de
la lengua todas sus posibilidades expresivas. Su obra se expande desde la
ironía crítica frente a las costumbres y vicios del momento hasta la
manifestación del desengaño del barroco y la brevedad de la vida.
Es un placer descubrir en sus obras versos como el que dice Dámaso
Alonso que es el mejor verso de la literatura española: Verso será, más verso enamorado.
Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes, ya desmoronados,
de la carrera de la edad cansados,
por quien caduca ya su valentía.
Como a Quevedo, a Góngora le debemos también el enriquecimiento que el
castellano adquirió en esta época. Muchos de los cultismos que Góngora
incorpora a su poesía son hoy palabras de uso corriente: breve, espuma, nocturno… La poesía de Góngora, por un lado, se
acerca a la literatura tradicional en unos preciosos romances; pero, por otro,
complica la influencia del renacimiento italiano con nuevas creaciones que son
un verdadero hallazgo poético y la gran creación de la metáfora. De hecho, la
denominación de la Generación del 1927 celebra el tercer centenario de la
muerte de Góngora (1627). La metáfora pura convierte a la poesía en la
expresión más sublime.
Donde espumoso el mar sicilïano
el pie argenta de plata al Lilibeo
(bóveda o de las fraguas de Vulcano,
o tumba de los huesos de Tifeo),
pálidas señas cenizoso un llano
-cuando no del sacrílego deseo-
del duro oficio da. Allí una alta roca
mordaza es a una gruta de su boca.
(Fábula de
Polifemo y Galatea)
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